martes, 26 de mayo de 2020

10. Intentos de suicidio

Para que alguien opte por el suicidio debe estar abrumado por problemas y crisis. Es un tema difícil de tocar, por ende se ha reunido en un solo episodio varias ocasiones que Juan quiso quitarse la vida.
La primera vez fue a los 11 años luego de la muerte de su madre y el arrebatamiento familiar (Cap. 1 Ep. 18-20) en casa del Sr. Guerrero, una noche como muchas en que su padre ebrio lanzaba insultos desde la sala, Juan reunió todos los medicamentos que encontró y se disponía a tomárselos en un vaso de ron Castillo Añejo que acostumbraba tomar su padre, de pronto tocó la puerta de la habitación, Cumi, la madrastra buena (Cap. 2 Ep. 2)  para decirle que su padre se había caído y que ayude a  levantarle, Juan escondió el mortal coctel para luego desaparecerlo por el baño, nunca nadie supo porque ha desaparecido el botiquín de la casa.
En otra ocasión era el año 2010, Juan estaba finalizando el voluntariado juvenil en Colimes, luego de salir del closet, excluido de las actividades pastorales, un lunes de muchos que estaba solo en la parroquia, en medio de persecución y crisis existencial al afrontar la cruda realidad de la vida eclesial frente a su sexualidad diversa (Cap. 3 Ep. 27), colgó una soga desde el campanario, dispuesto a colgarse, de pronto sintió el abrazo como siempre improvisado de Simón, aquel ángel caído (Cap. 3 Ep. 22), fue a despedirse de Juan y al ultimo encuentro amoroso antes que el misionero regrese a Quito, aquel intento de suicidio fue desahogado con un apasionado encuentro y la soga quedó colgada en el olvido.
En el tercer intento era el año 2012, Juan, “cazadorx”  afrontaba sus fracasos laborales, académicos y sentimentales, se desahogaba en una vida nocturna entre alcohol, fiesta y vaciles. Por redes sociales le había llegado comentarios a Irmita, aquella sabia guía espiritual (Cap. 3 Ep. 10), que Juan estaba en “malos pasos”, por ello volvió a llamarle tratando de que regrese a la vida religiosa. Aquella noche de sábado Juan fue a la discoteca como era costumbre, rodeado de conocidxs y vaciles los tragos se pasaron, luego de cerrado el establecimiento fueron a alguna casa a seguir entre alcohol y sexo, Juan estaba en profunda depresión y descontrol, rompió una ventana intentando lanzarse de un tercer piso, lograron sostenerle y el dueño de casa obviamente lo sacó a golpes. Caminando por la calle el frio de la madrugada causó hipotermia y cayo desmayado en una gasolinera, llamaron a la policía que realizó su deficiente trabajo, desde el celular de Juan ubicaron la ultima llamada, que era de Irmita, diciéndole que vaya a recoger el bulto, luego los policías robaron todas las cosas de Juan y le dejaron cerca de la gasolinera. Inmediatamente la familia de Irmita junto a la familia de Julio, otro chico del grupo Juan XXIII salieron en taxis a recorrer la ciudad para encontrarlo inconsciente, golpeado y robado en la calle. Juan pasó unos días en casa de la familia de Julio recuperándose


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