jueves, 30 de abril de 2020

5. Inicios en el activismo

Luego de 20 años en las religiones conservadoras, Juan buscaba otras vías de espiritualidad y servicio social. Lxs conocidxs de discotecas le habían comentado de algunas organizaciones GLBTI, las buscó en internet y encontró muchas, aparentemente todas con buenas intensiones y una variedad de actividades para todos los gustos, había lugares para lesbianas, transgéneros y gays, atendidos por activistas que Juan los consideraba admirables pero lejanos para su nivel socio económico. Se propuso convertirse en activista como ellxs. 
Entre esos lugares la Fundación Equidad ofrecía servicio de salud, psicología, videoteca, biblioteca, conversatorios sobre diversidad y centro de computo gratis. A Juan le interesaba todo, entre su salud desatendida, su sed de conocimiento, quería conocer chicos, pero sobre todo el internet gratis para buscar empleo, puesto que estaba recién llegado a Quito y sin recursos, asistía a este lugar las tardes luego de esos cansados días de buscar empleo por las calles, llegaba a ver cualquier película, quizás conocer algún vacile y a las reuniones. Asistía toda clase de gente desde creidxs antipáticxs hasta humildes en similar situación , estos últimos le llevaron a Juan a conocer las discotecas mas sencillas que temía ir solo por la mala fama que tenían (Cap. 4 Ep. 2)
También buscaba iglesias que acepten diversidades, había dos opciones: la anglicana con rituales muy parecidos a la católica, allí asistió una sola vez, y la luterana donde asistió varios meses, allí se congregaban lxs mienbrxs de una organización con enfoque espiritual, el Pride Center tenia conversatorios y reuniones sobre espiritualidad, ciencias ancestrales, artes, grupos de auto ayuda para adicciones y dependencias, allí a Juan le interesó compartir algo de estudio bíblico y teología de la liberación orientada a diversidad sexo-genérica, información que alguna vez le salvó del suicidio, y también queria asistir a algunos grupos de autoayuda para tratar sus conflictos personales que arrastraba de todo lo vivido. Aparentemente un hermoso lugar pero en realidad no había suficiente ética por parte de quienes dirigían, la delicada y confidencial información de lxs asistentes se volvió pública y hasta motivo de bromas de mal gusto, este problema junto a la deteriorada salud de uno de sus dirigentes fueron los motivos de cierre de ese espacio. Sin embargo Juan conoció a muchas personas con otro nivel de conciencia y similares motivaciones de servicio social, por ello serán cómplices de muchas actividades que se contarán en futuros episodios. 


jueves, 23 de abril de 2020

4. Primera decepción amorosa

Mientras Juan trabajaba en el supermercado Magda Espinoza frecuentaba los fines de semana la discoteca Budha, allí su popularidad aumentaba al igual que sus múltiples aventuras, todo empezaba con un par de sensuales pasos de baile, métodos de seducción con el fin de descargar el estrés del trabajo cotidiano y la soledad de su cuarto, con ingenua esperanza de encontrar allí un príncipe azul y tener una fantasiosa relación monogámica sacada de los cuentos de hadas.
Como era de costumbre, un sábado de tantos el cazador nocturno tomaba su cerveza junto a aquella columna del bar desde donde podía observar a todxs lxs asistentes. De pronto un chico costeño, alto, piel canela, se acerco a bailar con Juan, luego de dos canciones y algunos besos, los cariñosos jóvenes se sentaron a conversar y conocerse. Carlos tenia 28 años, esmeraldeño, trabajaba en Las Menestras del Negro, de familia humilde, un hijo amoroso que todos los meses enviaba dinero a su madre que vivía en Esmeraldas, rentaba un departamento compartido con otros chicos, en el barrio San Bartolo.
Casi todas las noches Carlos se encontraba con Juan en las gradas de la catedral ubicada en la Plaza Grande, un emblemático parque a una cuadra del trabajo de Juan, y lo iba a dejar en su casa. Hasta una noche que Carlos propuso a Juan se sean pareja, el joven contestó con un apasionado beso bajo las columnas de la catedral, esa noche fue un derroche de pasión en el departamento de Carlos, sin embargo Juan aun tenia temor al rol sexual pasivo, entre el dolor físico y el machismo, en su falta de experiencia no era consciente de la importancia del sexo en una relación, el novio supo entender y esperar dos meses, hasta aquella noche, luego del trabajo fueron a bailar y a casa de Carlos, fue una salida perfecta hasta el momento de la intimidad, Juan ya no se pudo negar y quiso complacer a su novio guiado por todo lo que sentía, a pesar de los tragos que habían tomado no fue nada placentero, mas bien doloroso al punto de interrumpir el acto, Carlos quedo picado y hasta algo molesto, pero lo peor vino luego. Como a las 2 am llegaron los chicos que compartían departamento con Carlos, a continuar con la farra, en cuanto llegaron, el aun excitado amante dijo a Juan que no salga, y fue a la sala dejando en la cama a su novio aun desnudo, la espera y ansiedad fue eterna mientras afuera aun continuaba la fiesta, al cabo de una hora los gritos y risas fueron substituidas por unos sonidos sexuales, sin dudar Juan se vistió y salió, y encontró en la sala a su novio en una orgia junto a cinco personas mas, Carlos aun semidesnudo trato de calmarle y evitar que se vaya pero Juan dio por terminada la relación, entre ira, llanto y sin dinero para taxi solo quería salir de ese lugar no importaba si era las 3 am, camino bajo la lluvia 2 km hasta su cuarto en El Calzado, cuando llegó a la silenciosa habitación se enfrento a su primera decepción amorosa y su primera experiencia sexual como pasivo, necesitó varios meses para superarlo.



lunes, 20 de abril de 2020

3. Parte del inventario de almacén

Luis, el tío de Juan ya no quería tenerle en su casa, por ello pasó otra temporada de nómada por la casa de la prima Mary, donde algunxs amigxs y algunas noches en los terminales de buses, resistiendo mientras dejaba hojas de vida con la esperanza de que ese titulo de bachiller ayude a conseguir algún empleo fijo. Hasta que un día recibió la llamada de supermercados Magda Espinoza, luego de las entrevistas y pruebas psicológicas, por primera vez a sus 23 años firmó un contrato laboral con seguro social, empezó en bodega y luego le dieron el puesto de perchero en el almacén ubicado en la cale Venezuela en el centro histórico, allí trabajó un año. Con el primer sueldo rentó un cuarto en el barrio El Calzado, en la misma casa la tía Flery rentaba un departamento y muchas veces le compartía comida.
El trabajo en supermercado no era fácil, a pesar de tener el cargo de perchero había que hacer de todo, desde limpieza, atención al cliente, perchas, bodega, descargar camiones y mensajero, el cuerpx andróginx de Juan no estaba preparadx para todo ese esfuerzo físico por ello tuvo un daño en la columna que jamás lo comentó por temor a perder el trabajo, como ya había pasado antes en ese sistema de producción masiva donde la persona solo es un objeto mas del inventario del almacén. Pero aquella lesión le limitara toda la vida, junto a toda su gestualidad afeminada era motivo de burlas de todxs lxs empleadxs empezando por lxs administradores, lo que para unxs era bromas para Juan eran insultos debido al contenido misógino y homofóbico. Entre el estrés, nerviosismo y mala motricidad su desempeño era deficiente según sus jefes que presionaban todo el tiempo.
A pesar de todo Juan disfrutaba mucho la atención a clientes, siempre atentx y educadx, los vecinos del centro histórico lo conocían y ubicaban para que les ayude con sus compras, en especial gente de tercera edad, en fechas especiales como navidad le dejaban cualquier presente. En los envíos a restaurantes debía llevar montañas de mercadería, solx o con otro empleado, casi siempre con un compañero llamado Víctor, aquel típico hetero flexible oportunista siempre tratando se sacar ventaja de las diversidades sexuales. Los dos empleados recorrían todos los días varios restaurantes y hoteles donde eran apreciados y recibían regalos como bebidas, postres, coqueteos y algún toqueteo de las diversidades que trabajaban en dichos locales. Con Víctor hubo cierto compañerismo fuera del horario laboral, entre chumas en bares rockeros y algunas salidas al ambiente gay, la farra continuaba en el departamento de Juan, ya avanzadas las copas sus cuerpxs solo se dejaban llevar por el momento, por supuesto que al día siguiente nadie recordará nada. 
El trabajo era fuerte pero el salario no tan bueno, además de descuentos de consumo y sanciones por caducidades que se  escapaban en percha y atrasos, Juan no podía disimular el cansancio físico y psicológico que se vio reflejado en su desempeño laboral, al cabo del año su contrato no será renovado. 


miércoles, 15 de abril de 2020

2. Cegade por las luces nocturnas

Antes de ir al año de voluntariado, Juan tuvo un fugaz paso por la vida nocturna quiteña (cap. 3 ep. 2) experiencia suficiente para que a su regreso se proponga conocer y dominar la zona rosa quiteña, los romances fugaces y como parte de sus máximos objetivos convertirse en artista drag, pero no sabía que ese mundo nocturno escondía mucha violencia que casi lo dominó a el.
El único lugar que conocía era la discoteca llamada Black Out, de las mas costosas de la ciudad, pero se reunía el dinero para ir los sábados cada 15 días, casi siempre solo, al poco tiempo conoció algunos chicos, aprendió una técnica para entrar sin pagar, consistía en que una persona entre pagando su entrada normalmente luego de un rato salía y le ponían un sello en el brazo, inmediatamente, antes de que la tinta se seque, se pasaba el sello al brazo de otra persona que esperaba en la esquina, así se lograba burlar al personal en puerta que verificaba el sello como constancia de que ya había pagado. Ya adentro un vaso de vodka esa suficiente para desinhibir al principiante “cazador nocturno”, como lo habían llamado los asistentes frecuentes que le veían subido en el balcón del segundo piso de la discoteca, desde allí seducía con sensuales movimientos al ritmo de música pop, rock clásico y electrónica, punto estratégico para observar a todxs lxs asistentes, ubicaba una mirada correspondida, coqueteaba y cazaba, al inicio esperaba que el pretendiente se acerque, luego descubrió sus capacidades de conquista y también se acercaba a probar suerte, como cuerpa nueva en el lugar todas las noches había una boca para besar y alguna cuerpa con quien sobajear, pero hasta allí, en el ámbito sexual aun quería reservarlo para parejas basadas en un sentimiento y compromiso, resagos de heteronorma y dogmas religiosos que aun se resisten a la deconstruccion.
Algunxs conocidxs le hablaban de otros lugares, algunos de similar nivel socio económico como la histórica discoteca “El Hueco” ubicada en la misma calle Baquedano, allí el joven tuvo buena suerte pues la mayoría de los asistentes pasaban los 30 años y buscaban energías jóvenes. Le contaban de otros lugares mas humildes pero con muy mala referencia debido al tema elitista  y diferencia de clases, por eso temía ir solo a conocer, hasta unos meses después que comenzó a asistir a algunas reuniones en organizaciones glbti, otrxs chicxs que asistían le llevaron a conocer estos lugares sencillos, por supuesto desde la puerta Juan sintió mas libertad, gente de sus mismas bases sociales, no ostentaban vestimenta ni posición social, y cuando se conocía a una persona del grupo de fiesterxs, el resto del grupo lo recibían con ansias de una nueva conquista, se trataba de las discotecas Kucaramacara y Budha ubicadas en plena calle Foch, todo era mas económico allí y Juan podía ir todos los viernes y sábados, luego de unos meses ya conocía a todxs lxs asistentes frecuentes y los labios de muchos, se ganó la confianza de lxs dueñxs de estos lugares, pues era conocido por encuentros eróticos en los baños pero también por su honestidad y cuidar borrachos antes de que cierre el antro, aunque también el desprecio de mucha gente, consecuencia del alcoholismo, dependencias afectivas, depresión, delincuencia y discriminación entre diversxs, fantasmas que tendrá que enfrentar y en ocasiones huir, estos lugares serán mencionados a lo largo de este capitulo, pues allí se conocieron amigxs eternxs, pasados amorosos, activismo social y trágicos episodios con mas de unx enemigx. 


sábado, 11 de abril de 2020

1. Salvando lo que quedó

En el terminal de Quito, Juan se despide de sus ex compañerxs de misiones esperando cerrar esa etapa conservadora. Con cien dólares en el bolsillo por el trabajo de un año, una vez mas tenia que pedir posada a la tía Flery, como siempre ella le compartió lo poco que tenía. La ropa y libros encargados antes de ir a la costa la mayoría se había destruido, lo encargado donde  amigxs mas respetuosxs y consideradxs se recuperó, lamentablemente lo de mayor valor y significado encargó a familiares pensando que era mas seguro, en el mejor de los casos dejaron que la lluvia  eche a perder en otros solo desapareció el encargo. 
La tía ya no podía tener a Juan y pasó a vivir en casa del tío Luis,  allí por primera vez vio lo que era una familia tradicional y sintió el cariño de un padre, pues el tío fue el padre que nunca tuvo, allí logro terminar algunos objetivos. Debía conseguir trabajo urgente pues tenia un par de meses para reunir dinero y terminar 6to curso y bachillerato a distancia debido a su edad avanzada y falta de tiempo pues no podía dejar de trabajar mientras estudiaba, una vez mas afrontó la explotación laboral en empleos esporádicos sin seguro social, horarios y salarios inhumanos, como mesero, limpieza, en alguna imprenta al puro estilo de la edad media y lo q asome, logró estudiar en el colegio a distancia Compuinformatica, jamás hubo ni ceremonia ni fiesta de graduación, Juan recibió su titulo un viernes a las 10 am doblándolo en cuatro partes lo guardo en el bolsillo trasero y salió corriendo pues a las  11 am debía estar en la imprenta donde trabajaba en aquel tiempo, aquel detestable cartón arrugado guarda aquel desagradable recuerdo, pero con eso  podrá conseguir algo mas estable y mejor remunerado.


martes, 7 de abril de 2020

Capítulo 4: Arcoíris con Espinas

El capitulo 3 de Travesía de Ser Diverse terminó con el regreso de Juan a Quito luego del año de voluntariado religioso en el cantón Colimes, y de haber hecho pública su diversidad sexual en aquella parroquia entre calumnias y exclusión social.
El cuarto capitulo se lo ha llamado Arcoíris con Espinas conformado de 20 episodios entre los años 2010 y 2015 que cuentan las experiencias de explotación laboral tanto en la empresa privada como sector público, la lucha por lograr objetivos académicos  y socio económicos, se relata las aventuras y desventuras de sus inicios en el activismo de diversidad sexo-genérica y en la vida nocturna quiteña, donde conocerá a sus primeros amantes y descubrirá las cicatrices que el pasado  ha dejado en su alma y mente. No puede faltar la oportunidad para visibilizar el machismo y relaciones posesivas dentro de la diversidad. 
Este capítulo ofrece ser extremadamente incomodo puesto que cuestiona todos los privilegios, se resalta la diferencia entre renunciar a un privilegio y no tener acceso a aquel privilegio. Todo con el objetivo de crear o aumentar nuestra conciencia de clase. Recomendado para la clase media acomodada, académicos, empresarixs, servidores públicxs, y politiquerxs. 

Bienvenides

Querides lectores todos los episodios  de Travesía de #SerDiverse son de libre acceso y difusión. Sin embargo si está en sus posibilidades hacer una contribución voluntaria pueden hacerlo a:
Cuenta de ahorros Produbanco
 # 12052141700 a nombre de Juan Pablo Guerrero Pinto. Gracias por apoyar el aborto literario de #Asmodea